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Homenaje a Makalu

No he tenido tiempo de poder escribir estos días, en cambio, he editado un video para poner en orden mis sentimientos sobre lo más destacado de estos días. Pronto me pondré al día, y os explicaré como continua mi viaje!

Un saludo a todos, y mil sonrisas!

Homenaje a Makalu. Mi vieja bicicleta.

Descubriendo Perú.

Como siempre, salir de una ciudad no es tarea agradable.

Después de casi tres semanas en Cuzco tengo ganas de volver a la carretera, pedalear entre montañas y casas de adobe con tejado de paja; pero es difícil dejar atrás la comodidad de un colchón, una ducha caliente, una cocina y buenas conversaciones.

El camino en estos próximos kilómetros va a ser duro, muy duro.

Pero hoy no viajo solo, durante los próximos kilómetros disfrutaré de la compañía de un ciclista argentino con el compartí mis días en esta ciudad, Federico.

Tras este disfraz de gringo descubro a Federico. Un alma viajera de espirito enriquecedor nacida en Buenos Aires que me acompaña durante unas semanas por las montañas del Perú.

Tras este disfraz de gringo descubro a Federico. Un alma viajera de espirito enriquecedor nacida en Buenos Aires que me acompaña durante unas semanas por las montañas del Perú.

Nuestros caminos se unen hasta la ciudad de Ayachuco, 584 Km que cruzan 5 pasos sobre los 4000 msnm y 6 valles de clima tropical que rondan los 2000 msnm. Después él girará hacia el oeste para dirigirse a Lima, yo, continuaré al norte para llegar a la selva, Pucallpa.

Pedalada tras pedalada voy descubriendo el sur del Perú, un país que guarda la esencia de la sonrisa en sus corazones, de la hospitalidad, y por supuesto bellísimos paisajes.

Las carreteras transcurren entre montañas de color verde que alcanzan los 5000 msnm e inmensos valles surcados por ríos color chocolate ricos en mangos y paltas que descienden hasta los 1500 msnm. Serpenteamos las montañas con nuestras bicicletas cargadas de optimismo, cada curva estamos un poco más arriba, cada pedalada sentimos un poco más el frío de las cumbres.

Pequeñas casas al borde del camino nos hacen amena la subida. La gente nos saluda con una sonrisa, gritan -Hola gringo!- otros dicen –¿a dónde viajan?, ¡feliz viaje!-  un chico lava su moto con una manguera en la calle y nos ofrece agua, unas mujeres preparan sus paltas para enviar a la ciudad a vender y nos hacen parar para invitarnos a llevar más de dos kilos para el camino.

Roberta separa los plátanos verdes de los maduros para mandar a las tiendas de Cuzco.

Roberta separa los plátanos verdes de los maduros para mandar a las tiendas de Cuzco.

Poco a poco van pasando las horas del día y como es costumbre en esta época del año, las nubes comienzan a reunirse para empezar a descargar agua. Debemos buscar un lugar para refugiarnos.

De pronto Mario y Antonio salen corriendo de su casa a saludarnos. Sus pies color tierra vestidos con sandalias de goma de neumático corren detrás nuestro riendo.  Comienzan a empujar nuestra bicicleta cuesta arriba, 10, 20, 50, 100 metros…y siguen riendo!! Una pequeña tienda con galletas de chocolate al borde del camino es la escusa perfecta para convencerles a parar.

A sus 9 y 11 años conversan con nosotros con toda la naturalidad mientras antes de meterse dos galletas de golpe en la boca nos ofrecen a nosotros alargando su mano.

Mario nos muestra su fuerza con la boca llena de galletas de chocolate.

Mario nos muestra su fuerza con la boca llena de galletas de chocolate.

Una bella mujer de pelo negro rizado nos ha atendido en el negocio y con una amplia sonrisa que hace relucir sus dientes nos ofrece un plato con mangos y helados de la misma fruta. –Tomen, ustedes están viajando y deben estar cansados- Es Eli, una mujer peruana, que como tantas otras emigró a otro país en busca de trabajo, ahora vive en Canadá y está casada con un hombre croata con el que tiene un precioso hijo. Está de visita navideña en la casa donde se crió. Leonor y Hugo son sus padres, se sientan a conversar con nosotros mientras Antonio y Mario regresan por el arcén de la carretera a sus casas.

-Donde cenan 5 cenan 7- nos dice Eli, y en el comedor de la casa disfrutamos de la familia y un plato caliente que nos sabe a gloria.

Eli se crió aqui, entre mangos, aguacates y alfalfa. Ahora vive en Vancouver con su marido y su hijo.

Eli se crió aqui, entre mangos, aguacates y alfalfa. Ahora vive en Vancouver con su marido y su hijo.

Leonor ha vivido siempre en el valle con sus árboles de aguacate y mango. Ahora es feliz de que la carretera pase por la vereda de su casa para poder vender más fácil. Desprende alegria, paz, felicidad.

Leonor ha vivido siempre en el valle. Ahora es feliz de que la carretera pase por la vereda de su casa para poder vender más fácil. Desprende alegria, paz, felicidad.

Bromea diciendo que es un Pirata debido a la diabetes que le mantiene con un ojo cerrado. Hugo tiene un sentido del humor magistral. Le gusta cuidar de sus cuys y de sus gallos de pelea.

Bromea diciendo que es un Pirata debido a la diabetes que le mantiene con un ojo cerrado. Hugo tiene un sentido del humor magistral. Le gusta cuidar de sus cuys y de sus gallos de pelea.

Comenzamos a trepar entre curvas que siguen ascendiendo por laderas que parecen no tener fin. Ha sido difícil despedirse y entre tunas (fruta del cactus) café, pan y risas hemos alargado la salida hasta bien entrada la mañana.

Llegar a lo alto de la montaña nos lleva dos días de continua subida, descender tan solo dos horas, cruzamos un río, y vuelta a empezar una nueva ascensión que nos llevaá de nuevo hasta los 4150 metros.

Dos días continuamente subiendo para disfrutar de la libertad de bajar durante dos horas.

Dos días continuamente subiendo para disfrutar de la libertad de bajar durante dos horas.

Psicológicamente es bastante duro, solo en pensar lo que queda por delante dan ganas de bajarse de la bicicleta, pero poco a poco comienzas a pedalear, el cuerpo vuelve a entrar en calor y adquieres un ritmo que te hace moverte como algo rutinario, olvidando que estas subiendo y disfrutando del entorno que te rodea.

Paramos a comer choclo con queso en una pequeña caseta al borde de la carretera, llevamos un dia y medio ascendiendo y tan solo 25 kilometros más nos separan de la cumbre. Me asomo al precipicio que mira al valle y veo como la carretera se retuerce en curvas ascendiendo desde los valles. Me siento pleno, pequeño pero invencible, fuerte, feliz de donde estoy. Un punto se mueve al fondo despacio pero continuo. Es un ciclista!

Curvas que ascienden por las montañas desde los 1900 msnm hasta los 4150 msnm durante kilómetros de laderas interminables.

Curvas que ascienden por las montañas desde los 1900 msnm hasta los 4150 msnm durante kilómetros de laderas interminables.

Gullermo esta viajando de Ushuaia a Alaska. Un auténtico buscavidas con un corazón más grande que cualquiera de su inmensas alforjas.

Guillermo esta viajando de Ushuaia a Alaska. Un auténtico buscavidas con un corazón más grande que cualquiera de su inmensas alforjas.

Conocí a Guillermo en Copacabana (Bolivia) y sabía que seguiría esta ruta también, pero no tenía idea de cuando. Ahora somos tres.

Creamos un equipo perfecto que se compenetra y apoya en todo momento del día, formamos una familia que sube y baja las montañas bajo la lluvia sobre sus bicicletas siempre con una sonrisa. Parece mentira que nos conozcamos de apenas unos kilómetros, nosotros mismos llegamos a dudarlo.

Lo bueno de llegar a los pueblos grandes es que puedes ir a disfrutar de todo lo que ofrecen sus mercados.

Lo bueno de llegar a los pueblos grandes es que puedes ir a disfrutar de todo lo que ofrecen sus mercados.

Comer en el mercado es bueno, rico y barato. Si encima vas al puesto de Jacinta no puede ser mejor. Al despedirnos sus ojos se humedecieron mientras perseguien nuestra espalda.

Comer en el mercado es bueno, rico y barato. Si encima vas al puesto de Jacinta no puede ser mejor.

Un gallinero, el tejado de una estación de buses, un auditorio, una escuela, los vestuarios de un estadio de fútbol, rincones en las montañas… cualquier sitio es el lugar perfecto para pasar la noche y protegernos de las intensas lluvias. Cuando llegamos a los valles cogemos aguacates de los árboles, los envolvemos en papel de periódico para que maduren y nos los comemos a cualquier hora del día.

Federico empuja su bicicleta por el barro en uno de los desvíos de la carretera que se encuentra en construcción.

Federico empuja su bicicleta por el barro en uno de los desvíos de la carretera que se encuentra en construcción.

Dormir sobre las nubes, soñar que vuelas por encima de los problemas que surgen en las ciudades,  sentir que eres libre y sonreir.

Dormir sobre las nubes, soñar que vuelas por encima de los problemas que surgen en las ciudades, sentir que eres libre y sonreir.

Siempre hay tiempo para disfrutar de la apasionada sonrisa de un niño.

Siempre hay tiempo para disfrutar de la apasionada sonrisa de un niño.

Nunca imaginé que pondría en mi blog la foto de alguien orinando, pero este momento lo merece.

Nunca imaginé que pondría en mi blog la foto de alguien orinando, pero este momento lo merece.

Cuando la lluvia nos sorprende cualquier lugar es bueno para protejerse del agua. Valentina, la dueña, nos ofreció su casa con un grito y gestos al vernos aparecer por la carretera.

Cuando la lluvia nos sorprende cualquier lugar es bueno para protejerse del agua. Valentina, la dueña, nos ofreció su casa con un grito y gestos al vernos aparecer por la carretera.

Pasan las noches y llegamos al río que separa la provincia de Purimac y Ayacucho, nos enfrentamos a nuestro último reto juntos. Un paso de 4400 metros con 51 kilómetros que ascienden desde los 1900 metros, 40 kilómetros de subidas y bajadas por encima de los 4200 metros y una bajada final de 35 kilometros a la ciudad de Ayacucho.

Hasta el día de hoy no he tenido ningún problema con mi estómago, he bebido agua de cualquier lugar y comido de cualquier carrito callejero, pero hoy algo no me ha sentado bien y me paso toda la noche saliendo de mi saco de dormir corriendo. Comienzo el día completamente agotado, sin fuerzas.

Son 48 horas de curvas interminables que poco a poco ascienden por la montaña. Llueve, sale el sol, vuelve a llover… y tras la primera noche en mitad de la subida no cesa la lluvia nunca más. Solo los paisajes que rodean el camino me hacen sonreir cuando levanto la cabeza. El agua cae por mi sombrero, mi pies están empapados, mi espalda se estremece con cada gota de agua que se desliza hasta ser absorbida por la camiseta y sueño con comer algo, lo que sea.

Mantenemos el humor a pesar de sentir el frío con cada racha de viento que envuelve nuestros cuerpos empapados. Nos miramos y sonreímos.

Estamos llegando a la cumbre y la noche no se retrasa más, estamos a 4350 metros y el frío es mucho mas intenso a cada curva. Ha comenzado a granizar intensamente. Pedaleamos mirando al suelo para evitar que el hielo nos golpeen en la cara, todos estamos pensando en lo mismo, va a ser la peor noche de nuestro viaje.

Sobre los 4000 msnm el tiempo puede sorprenderte con cualquier imprevisto... hoy fue el fuerte granizo el que me hizo agachar la cabeza para no sentir como se estrellaba en mi congelada nariz.

Sobre los 4000 msnm el tiempo puede sorprenderte con cualquier imprevisto… hoy fue el fuerte granizo el que me hizo agachar la cabeza para no sentir como se estrellaba en mi congelada nariz.

Llegamos a lo más alto donde el frío corre sobre el viento libremente. La lluvia se alterna con el granizo sin tregua.

En mitad de las extensas laderas redondeadas de hierva gruesa vemos aparecer una construcción de chapa. Paramos la bicicletas. Tenemos techo.

Es un viejo galpón que en su día suponemos se utilizó para la construcción de la carretera, hoy esta lleno de viejos palets y sacos rotos de cemento. Un palacio para nosotros. Hacemos fuego, preparamos un tendedero con palets y ponemos toda nuestra ropa a secar. Guillermo se pone a cocinar mientras Federico me pregunta algunas cosas sobre fotografía nocturna.

Compartimos una noche bajo el ruido del viento estrellándose contra el metal de nuestro refugio, con la cara y los pies apuntando al fuego. Juntos recordamos momentos que parecen tratarse de toda una vida, en realidad son recientes, quizá de esta misma mañana, pero vivimos cada segundo con tal intensidad que guardamos el presente con la melancolía de un recuerdo pasado. Estamos exprimiendo la esencia de la vida hasta su última gota, no por el hecho de enfrentarnos a la naturaleza con el cuerpo desnudo o de recorrer el mundo con el esfuerzo de nuestras piernas, si no por entregarle a nuestro corazón las ganas de hacer lo que realmente quiere hacer.

Cuando las cosas las sientes con amor de el de verdad, hasta un viejo hangar lleno de sacos rotos de cemento puede convertirse en el mejor de los palacios.

Cuando las cosas las sientes con amor de el de verdad, hasta un viejo hangar lleno de sacos rotos de cemento puede convertirse en el mejor de los palacios.

Sentirse como en casa, en familia, protegido... bajo este techo metálico en donde el viento se estrellaba atolondrado, vivo uno de esos momento mágicos que solo el viaje es capaz de ofrecerte. Gracias Federico y Guillermo por sonreir siempre.

Sentirse como en casa, en familia, protegido… bajo este techo metálico en donde el viento se estrellaba atolondrado, vivo uno de esos momento mágicos que solo el viaje es capaz de ofrecerte. Gracias Federico y Guillermo.

Navidad Cuzqueña. Paraíso Inca.

Como un imán para todos los viajeros de dos ruedas, ciclistas y moteros nos reunimos en el Hospedaje Estrellita. Un agradable rincón en el corazón de Cuzco que reúne millones de historias viajeras tanto a la hora de su contundente desayuno en el patio como en las últimas horas del día bajo el sonido de la lluvia cayendo sobre el tejado.

Son muchos los viajeros que como yo llegan a esta ciudad para descansar durante estas fechas tan especiales y poco a poco vamos formando una familia, una verdadera familia.

Argentinos, franceses, italianos, españoles, brasileños, australianos, escoceses, americanos, irlandeses, ingleses, alemanes… cada uno con sus formas diferentes de celebrar la Navidad, pero con algo en común, en navidad se come bien.

Cada cual prepara su plato estrella, y la cocina rebosa de actividad durante los días previos. Con velas y vino sobre la mesa compartimos nochebuena saboreando y alabando cada plato, repartiendo los regalos del amigo invisible que hemos preparado y brindando con los vasos en alto por muchos viajes más.

Cuzco es una ciudad con el encanto de las calles de un pueblo. Nombrado en 1983 patrimonio de la humanidad por la Unesco, el centro histórico es una mezcla de construcciones incas, precolombinas y coloniales que hacen sentir presente la capital del imperio inca.

Aprovecho los días para conocer los alrededores de la ciudad. Pedalear con mi bicicleta sin alforjas se me vuelve agradable y un tanto extraño después de tanto tiempo pesando más de 65kg.

Frente a las magníficas piedras de las ruinas de sacsayhuaman a las afueras de Cuzco junto a un gran compañero de viaje argentino, Federico.

Frente a las magníficas piedras de las ruinas de Sacsayhuaman a las afueras de Cuzco junto a un gran compañero de viaje argentino, Federico.

El Templo de la Luna es un lugar sagrado en el que la luz de la luna penetraba por el agujero superior. Federico dice que solo ve nubes.

El Templo de la Luna es un lugar sagrado en el que la luz de la luna penetraba por el agujero superior. Federico dice que solo ve nubes.

Después de la navidad, son días de tranquilidad en la ciudad mientras se espera el fin de año. Lleno mi pequeña mochila con lo necesario y dejando en esta ocasión a Makalu bajo un techo descansando, me dirijo a recorrer el Valle Sagrado.

Esta mamita recoge hiervas en las laderas del Valle Sagrado a última hora de la tarde.

Lidia recoge hiervas en las laderas del Valle Sagrado a última hora de la tarde.

Las carreteras ascienden por las verdes montañas en perfectas curvas que se suceden una tras otra

Las carreteras ascienden por las verdes montañas en perfectas curvas que se suceden unas tras otras

Ipólito practica su puntería con su tirachinas

Hipólito practica su puntería con su tirachinas

Dominado por el río Urubamba, el Valle Sagrado te lleva entre magníficas ciudadelas Incas a lo largo de varios kilómetros hasta la emblemática ciudad sagrada de Machu Pichu. Un autobús, una furgoneta con 25 personas agolpadas dentro, un autostop… y poco a poco me voy acercando a la meca del valle entre pequeñas aldeas y ruinas incaicas abandonadas.

Maria Fernanda tiene 10 años y trabaja con sus padres cosechando flores en el pueblo de Urco. Su nombre artístico es "Rosita de Calca" una gran cantante que desborda talento.

Maria Fernanda tiene 10 años y trabaja con sus padres cosechando flores en el pueblo de Urco. Su nombre artístico es «Rosita de Calca» una gran cantante que desborda talento.

La Mamá de Maria Fernanda hace un alto en el trabajo para dar de comer a su hijo Rodrigo.

La Mamá de Maria Fernanda hace un alto en el trabajo para dar de comer a su hijo Rodrigo.

Montañas de color verde con las cimas escondidas entre nubes rodean la carretera que lleva, siempre en compañía del estruendoso río Urubamba, hasta el pueblo de Ollataitambo. Es época de lluvias y el sol se alterna con los nubarrones repetidamente a lo largo de un mismo día.

Una carretera asciende por la montaña curva tras curva hasta los 4200 msnm para luego descender hasta los 1200 msnm. 5 horas de pié en un autobús lleno de gente, 1h 30min de furgoneta por un camino de tierra que bordea un precipicio y comienzo a caminar por las vías del tren que conducen hacia el turístico pueblo de Aguas Calientes al pie de las ruinas.

Desde este pueblo puedo tomar un autobús hasta la entrada, o bien subir caminando por unas escaleras en zigzag que suben por la montaña.

Me despierto a las 4:00 a.m a fin de subir al amanecer y disfrutar en solitario de los primeros rayos de sol sobre la sagrada ciudadela en ruinas del Machu Picchu. Mi sorpresa es encontrarme una fila enorme de gente que espera, como yo, a que abran el puente que cruza el rio Urubamba y da acceso a la montaña que lleva a las ruinas.

Perece que no soy al único que se le ha ocurrido madrugar para subir con los primeros rayos de luz al Machu Pichu.

Perece que no soy al único que se le ha ocurrido madrugar para subir con los primeros rayos de luz al Machu Pichu.

Probablemente sea el destino más turístico del mundo, y todo lo que rodea a un lugar de esta masificación hace que en parte pierda la esencia. Por un momento pensé en no ir, me consolaba diciendo…si ya lo vi en un montón de fotografías… pero algo me impulsó a seguir adelante, no podía irme sin respirar el aire de un lugar envuelto por tanta historia y misticismo.

Subo por las escaleras que en zigzag ascienden por la montaña. Voy adelantando a todas las personas que se encontraban delante mío en la entrada del puente. Mi corazón late con fuerza, y trato de mantener mi respiración continua. Tengo la esperanza de llegar antes de que millones de personas con ropas de colores fosforitos invadan la ciudadela. Quiero ver los primeros rayos de luz sobre las piedras que hace más de 500 años fueron talladas y perfectamente colocadas.

Nada iba a ser como imaginaba, son las 5:50 de la mañana y llego a la puerta de entrada, pero no estoy solo. Ya han llegado varios autobuses llenos de personas que aguardan en fila hasta que se habrá la puerta a las 6:00 a.m. Me siento parte de un rebaño que espera a que se abran las puertas del establo para salir a pastar. Me mantengo optimista, y trato de mantener mi sonrisa mientras las personas que llegan con su guía privado se posicionan en la parte delantera de la fila… Entro en un estado de meditación en el que no escucho más que a mi corazón latiendo despacio y mi respiración tornándose mas tranquila después de la subida. Paso el control de seguridad. Estoy dentro.

Las llamas pastan tranquilamente a lo largo de la ciudadela del Machu Pichu.

Las llamas pastan tranquilamente a lo largo de la ciudadela del Machu Picchu.

Las piedras perfectamente talladas y encajadas es algo que deja a cualquiera con la boca abierta

Las piedras perfectamente talladas y encajadas es algo que deja a cualquiera con la boca abierta

Recorro todos los rincones escuchando la historia que los guías cuentan a sus grupos, cuando uno no me gusta como lo cuenta cambio de grupo. Finalmente me desvío del camino y tras unas piedras me siento a descansar.

Por fin estoy solo. Pongo las manos sobre una piedra perfectamente tallada y la acaricio despacio. Miro el rio Urubamba que atraviesa el valle a cientos de metros por abajo. Las nubes, al igual que yo, acarican las ruinas mientras el sol da vida a las sombras. De pronto me doy cuenta de donde estoy y de cómo he llegado hasta aquí. Son más de 10 meses viajando sobre mi bicicleta atravesando montañas, desiertos, glaciares, playas, islas…. Se me pasan miles de imágenes por la cabeza y me acuerdo de las personas que mas quiero.

Fuera de todo lo que rodea y provoca este lugar, no hay duda de que es una de las Maravillas del mundo.

Fuera de todo lo que rodea y provoca este lugar, no hay duda de que es una de las Maravillas del mundo.

Es 30 de Diciembre, cierro el año en el mejor lugar que podría hacerlo, de pronto comienzo a sonreir, a estar feliz de donde estoy, me olvido de la gente que murmulla a lo lejos. Lloro de felicidad, de plenitud, algo que solo me había pasado cuando en 2008 realizaba mi primer viaje en solitario por las montañas del Himalaya. Sonreir con lagrimas cayendo por la mejilla, sentir que eres feliz, que gran sensación.

Me retiro a un lugar donde no hay tanto flujo de personas para observar el valle desde lo alto.

Me retiro a un lugar donde no hay tanto flujo de personas para observar el valle desde lo alto.

Del revuelo de La Paz, a la paz del Titicaca

La casa de ciclistas donde me alojo en la Paz es un continuo ir y venir de viajeros sobre sus bicicletas. Cristian, Paceño aficionado al mundo de los pedales, ofrece una casa para descansar a todos los viajeros sobre dos ruedas que pasan por la capital de Bolivia.

Más difícil que dejar un cómodo colchón, un techo, una cocina y una ducha de agua caliente lista para usar cuando uno quiere, es salir de la Paz. Tres horas me lleva trepar por las cuestas que me dirigen fuera de la ciudad peleando entre los coches, camiones y furgonetas que continuamente circulan arriba y abajo por estas empinadas calles. La falta de oxigeno ya es un problema para moverse en esta altura, pero cuando le añades el humo negro que desprenden los camiones y el polvo que se levanta a su paso, la respiración se convierte en algo bastante difícil y en ocasiones agobiante.

Tres horas después, consigo ver la Paz a mis pies. Una carretera llana que se pierde en un nuevo horizonte por descubrir. Me dirijo al Lago Titicaca.

Es el lago navegable más alto del mundo, y por tamaño ocupa el 18 de mundo. Se encuentra a una altura de 3.800 metros de media y comparte territorio entre Perú y Bolivia.

Carreteras rurales que llegan al lago Titicaca.

Carreteras rurales que llegan al lago Titicaca.

El paisaje se torna rural, inmensos campos de cultivo custodian la carretera por la que pedaleo, y la gente sonríe a mi paso. Hace tanto tiempo que no sentía esto… saludo a cada persona que encuentro en el camino y en ocasiones paro mi bicicleta para compartir con ellos un taza de mate de coca que llevo caliente en mi termo.

Los niños vuelven a acercarse hacia mi corriendo, a veces para pedir regalos de navidad, otras dinero, y en las mejores ocasiones solo para mirarme y dedicarme una sonrisa. Entonces les ofrezco un galleta.

Las personas mayores se presentan como un objeto turístico cuando me ofrecen sacarles una fotografía por dinero, no me gusta y siempre me niego. Me gusta compartir con ellos, preguntarles cosas y responderles las que ellos me hacen, y después, cuando existe una complicidad entre ambos, compartimos un momento fotográfico que inmortalizamos con la naturalidad del momento. Les muestro la foto, nos reímos de las que han salido extrañas, hacemos más y poco a poco vamos entablando una relación en base a la comunicación de las imágenes, les cuesta sonreír delante de la cámara, pero no lo encuentro necesario para hacer florecer su esencia.

Mauricio vive en las cercanias de Copacabana y pastorea sus ovejas en compañía de su transistor.

Marcelino Mamani vive en las cercanías de Copacabana y pastorea sus ovejas en compañía de su transistor.

Veo a lo lejos aparecer el Titicaca.

Pasando el estrecho de Tiquina las montañas cambian de color y en el paisaje predomina el color verde. Por sus empinadas laderas los cultivos de patata se sostienen en precarias pero firmes terrazas construidas con piedras.

Victoria cultiva su terreno de Patatas sobre el lago Titicaca.

Victoria cultiva su terreno de Patatas sobre el lago Titicaca.

Victoria cultiva descalza su terreno de Patatas sobre el lago Titicaca.

Victoria cultiva descalza su terreno de Patatas sobre el lago Titicaca.

Algunos eucaliptos me dan sombra durante la subida que me lleva a lo más alto, su olor me hace sentir en casa pedaleando por las carreteras gallegas. Tras el horizonte,  las grandes montañas nevadas de los andes aparecen tocando el cielo y la vista de pronto se convierte en algo sumamente espectacular.

Encuentro un lugar privilegiado para pasar la noche sobre el lago Titicaca, pleno.

Encuentro un lugar privilegiado para pasar la noche sobre el lago Titicaca, pleno.

Las tormentas amenazan continuamente en esta época de lluvias.

Las tormentas amenazan continuamente en esta época de lluvias.

Monto mi campamento bajo la protección de un árbol.

Monto mi campamento bajo la protección de un árbol.

Sin darme cuenta he superado el punto más alto del camino a más de 4.200 msnm. Comienzo a bajar. El viento acaricia mi cara mientras miro a un lado y otro del camino. No pedaleo, simplemente me dejo caer por los más de 20 km que me llevan como pluma que vuela al pueblo de Copacabana. Es un lugar turístico, pero como en todos los lugares el olfato o la intuición me hace llegar hasta un rincón que guarda la esencia de lo auténtico.

Boda en Copacabana. Los hombres y mujeres se visten con sus mejores trajes.

Boda en el camping de Copacabana. Los hombres y mujeres se visten con sus mejores trajes.

En mitad de la boda aparece Guillermo, un viajero argentino que se dirige a Alaska!

En mitad de la boda aparece Guillermo, un viajero argentino que se dirige a Alaska!

Son días de descanso frente a este lago que otorga la paz que como viajero busco en mi viaje, y por supuesto,  la alegría y felicidad de compartir con otros viajeros que llegaron hasta este rincón. Pero como siempre me toca despedirme, seguir mi camino y dejar atrás a las personas que cruzo en el camino. Relaciones que se forjan en cuestión de horas, vivencias que no se olvidan ni en dos vidas que tengas.

Creamos una mini familia en Copacabana donde compartimos grandes momentos al calor del fuego

Creamos una mini familia en Copacabana donde compartimos grandes momentos al calor del fuego

Son mis ultimas horas en Bolivia. Un país que cuesta empezar a masticar en un principio pero que poco a poco se digiere con el amor que ofrecen por su tradición. Una cultura llena de personalidad que ofrece el sabor a la tierra y la esencia de lo primario y más fundamental.

Cruzo la frontera hacia Perú y sigo mi camino por la orilla del lago Titicaca hacia Cuzco. Una cultura muy diferente a lo que años atrás conocía del norte del perú y que me acoge con grandes sonrisas y saludos del tipo «Hello Gringo!» Montañas color verde pintadas por las sombras de las nubes me llevan entre valles y extensas pampas llenas de ganado hacia el final del altiplano.

Las verdes montañas y las lluvias provocan combinaciones de colores espectaculares.

Las verdes montañas y las lluvias provocan combinaciones de colores espectaculares.

Juana pastorea en la pampa del altiplano peruano sus ovejas.

Juana pastorea en la pampa del altiplano peruano sus ovejas.

Desde lo alto miro atrás con nostalgia el paisaje. Me encuentro en Abra la Raya, un paso de 4338msnm que me llevará cuesta abajo entre pueblos rurales hasta la ciudad de Cuzco. La construcción de las casas va cambiando con los kilómetros y los tejados de tejas van sustituyendo a los de metal. Balcones de madera tallada sobresalen de los muros de adobe y los ríos poco a poco van siendo más caudalosos.

Finalmente, llego a Cuzco.

Video en Abra la Raya

Reencuentro con los Andes

La última vez que vi las nevadas cumbres de los Andes fue desde la ventanilla de un avión. Dejaba atrás Ushuaia para continuar mi camino desde Buenos Aires hacia Brasil atravesando Uruguay. De esto hace ya 7 meses.

Una carretera del altiplano con el infinito lejano me lleva hacia la Paz. Las cumbres nevadas aparecieron de repente sobre el horizonte, confundiéndose entre las nubes los picos asomaban firmes mirando al cielo. Una inmensa sonrisa se extiende en mi cara, detengo la bicicleta y disfruto con el encuentro.

Vuelvo a ver los Andes frente a mi después de 7 meses.

Vuelvo a ver los Andes frente a mi después de 7 meses.

La paz se presenta desde lo alto como un alboroto de casas de ladrillo sin terminar. Metido en una inmensa olla se apretujan las viviendas que comienzan a invadir las paredes buscando un lugar donde establecerse. Miro hacia abajo impresionado, por un momento pienso en no descender a la ciudad, pero se que me espera un lugar donde descansar.

La Paz se encuentra ubicada dentro de un inmenso agujero rodeado de montañas.

La Paz se encuentra ubicada dentro de un inmenso agujero rodeado de montañas.

Sigo mirando hacia las montañas a cada rato, las echaba tanto de menos… siento la necesidad de ir a saludarlas en persona y como un impulso instintivo, sin pensar realmente en lo que iba a hacer, contacto con un guía de montaña para ascender a la cercana montaña del Huayna Potosí, 6088msnm. Estoy expectante.

Nunca he escalado una montaña de esta altura, pero tengo claro que quiero hacerlo.

Ascendemos desde el pie de la montaña hasta los 5300 msnm. Un camino entre rocas que el glaciar ha ido rompiendo con el paso de los años y que nos lleva hasta un pequeño refugio donde pasaremos la noche. El glaciar acompaña nuestra ascensión por nuestra izquierda, quebrado en millones de grietas se puede apreciar perfectamente su camino de retroceso en los últimos años.

Juan mi guía asciende delante de mi hacia el refugio donde pasaremos la noche. El glaciar nos acompaña a la izquierda.

Juan mi guía asciende delante de mi hacia el refugio donde pasaremos la noche. El glaciar nos acompaña a la izquierda.

El padre de Juan nos espera en el refugio donde dormiremos. Tiene sopa caliente para cuando llegamos.

El padre de Juan nos espera en el refugio donde dormiremos. Tiene sopa caliente para cuando llegamos.

El tiempo es perfecto, el sol acompaña esta primera jornada en donde tomo contacto con la altura de un modo rápido. No hay tiempo para aclimatarse, mañana intentaremos hacer cumbre.

La altura no me deja dormir, y cuando suena el despertador a las 00:00 de la noche, no he descansado nada. Me duele la cabeza y me siento un poco mareado. Un té y un trozo de pan con mermelada me hacen afrontar la noche con optimismo. Me visto, me pongo los crampones y me ato a mi guía Juan. Estamos listos para comenzar la ascensión.

La noche esta vestida de estrellas y avanzamos tranquilos entre las grietas del glaciar. Mi linterna frontal alumbra al suelo, sigo los pasos de Juan a un ritmo tranquilo. No se oye nada, tan solo el crujir de los crampones en contacto con el hielo. Pasos cortos, continuos, y de vez en cuando una breve parada para reposar.

Avanzo detrás de Juan, siguiendo sus pasos.

Avanzo detrás de Juan, siguiendo sus pasos.

Las estrellas nos acompañan todo el camino hasta la cumbre.

Las estrellas nos acompañan todo el camino hasta la cumbre.

Caminamos entre las grietas del glaciar. Tienen más de 40 metros de profundidad.

Caminamos entre las grietas del glaciar. Tienen más de 40 metros de profundidad.

Cuando miro a  un lado y veo perderse la luz en la oscuridad del precipicio agarro la cuerda con mi mano derecha, mi piolet con la izquierda, y me siento seguro. Las luces de la Paz brillan a lo lejos bajo las montañas, las estrellas intensas sobre nosotros. Estamos optimistas, esperamos llegar a la cumbre justo al amanecer, y promete ser unos de los mejores amaneceres de mi vida.

No somos los únicos en subir a esta montaña y pequeñas luces en fila avanzan dirección a la cumbre.

Siento latir con fuerza mi corazón bajo las capas de abrigo, pero me siento bien, pletórico, feliz. La respiración requiere de concentración para mantener el ritmo, y siento como mis pulmones se hinchan al máximo para aprovechar todo el oxigeno de cada bocanada.

Estamos a 5800 msnm y la montaña se hace ahora más vertical. Afronto estas paredes de hielo con optimismo gracias a la seguridad de estar unido con una cuerda a Juan, un guía que ha ascendido la montaña en cientos de ocasiones. Clavo el piolet, las puntas de los crampones y hago fuerza para ascender un paso más. Cuando giro mi cabeza para ver el entorno mi linterna se pierde en la oscuridad del vacío, aprieto con fuerza el piolet, y solo pienso en ascender.

Hemos llegado hasta una estrecha cresta que nos conducirá hacia la cima, nos quedan escasos 200 metros de desnivel para alcanzar la cumbre, son las 4:30 de la madrugada. En cierto modo agradezco que sea de noche, creo que si el sol estuviera brillando y la claridad fuera completa, caminar por esta cresta se me haría mucho más difícil… a mi derecha cae una pared de hielo hasta 300 metros más abajo, a mi izquierda otra pared de piedras y hielo llegan hasta donde hace dos horas escuchaba crujir mis crampones al caminar.

En la cresta que nos lleva a la cumbre nos vamos encontrando con el resto de escaladores

En la cresta que nos lleva a la cumbre nos vamos encontrando con el resto de escaladores

El viento comienza a despertar y el frío se hace intenso.

Otra pared de hielo que debemos ascender en diagonal. Por un momento me siento patoso y no consigo moverme con fluidez. Escalando en roca uno siente el tacto con la piedra, la acaricia y se siente seguro. Mueves tus pies en busca de un pequeño saliente para impulsarte hacia arriba, y equilibras tu peso para seguir avanzando. Ahora llevo puestas unas botas plásticas con los dedos de los pies congelados, clavo las puntas delanteras de mi crampón en el hielo, y no tengo el tacto de saber si lo he hecho bien. Hago un poco de fuerza para probar mientras agarro con fuerza el piolet por si acaso se saliera mi pie. Miro hacia arriba y veo a Juan atento a mis movimientos, no habla, solo me observa con la cuerda entre sus manos listas para detener una caída.

Juan me espera a que supere uno de los pasos complicados de la ascensión

Juan me espera a que supere uno de los pasos complicados de la ascensión

Esto es lo que quería, sentir la montaña, la tengo dentro de mi en estos momentos, peleamos amistosamente como si de un juego se tratase – Déjame llegar hasta arriba- le digo bajito…

Ahora la cresta se hace mas estrecha, son los últimos pasos para alcanzar el punto más alto de esta montaña de 6088 msnm, el Huayna Potosí. Las nubes aparecen de pronto desde los valles y nos tapan por completo. Comienza a nevar levemente mientras damos nuestros últimos pasos, son las 8:30 de la mañana, esta amaneciendo y no vemos ni a dos pasos por delante de nosotros, sigue todo oscuro.

Al llegar a cumbre las nubes nos invaden y no vemos salir el sol.

Al llegar a cumbre las nubes nos invaden y no vemos salir el sol.

La barba se me queda congelada, y sonreir es un poco más dificil

La barba se me queda congelada, y sonreir es un poco más dificil

Cumbre.

Rodeado de nubes las paredes de hielo que caen hacia el valle se esconden en un perfecto degradé. Me encuentro en un estrecho espacio de nieve en lo más alto de la montaña que me hace sentir pleno. Hace mucho frío, pero no me importa. Siento como el viento y la nieve chocan contra mi ropa acartonada por el frio. Por un momento la nubes dejan ver los valles a mis pies, miro a Juan, mi guía, y con una sonrisa le doy las gracias.

Estoy completamente feliz.

Llegué a la cumbre del Huayna Potosí!

Llegué a la cumbre del Huayna Potosí!

La niebla nos acompaña todo el descenso.

La niebla nos acompaña todo el descenso.

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