No se lo cuenten a mi madre…
El desapego sentimental es el más desarrollado durante un viaje.
Aparte de estar lejos de las personas que han sido siempre las más cercanas a mi, me enfrento en muchas ocasiones a despedidas.
Nos abrazamos, nos deseamos buena suerte y nos prometemos encontrar algún día en cualquier rincón del planeta. Todo con un nudo en el estomago. Y es que ya lo he descrito en numerosas ocasiones, las relaciones en un viaje son intensas, conexiones que el destino te ofrece por un corto espacio de tiempo pero que casi siempre se vuelven un vínculo irrompible.
Veo como Federico y Guillermo se pierden entre el tráfico de Ayacucho mientras sacuden la mano en alto y levantan el dedo pulgar. Vuelvo a estar solo, pero no del todo.
Me encuentro en casa de Irma, una ciclista de energía inagotable que al vernos llegar a la ciudad con nuestras bicicletas cargadas hasta los topes bajo una intensa lluvia, nos invitó a su casa.
Su familia nos recibe como uno más. El aroma del Cedrón invade la cocina mientras vamos respondiendo todas las dudas que se les ocurre de nuestro viaje. – sírvanse, están en su casa- nos dice su hermana mientras nos ofrece otro pan con queso.
Ayacucho es una ciudad muy agradable, una amplia plaza, un bien conservado casco histórico y más de 30 iglesias en sus calles. Aprovecho para ponerme al día en internet, salir al mercado y relajar las piernas caminando por sus calles.
Mientras recojo todas mis cosas y cargo mi bicicleta, Irma y su sobrino Carlo salen con sus bicicletas, me van a acompañar hasta la salida de la ciudad… finalmente, entre sonrisas, fotos y abrazos nos despedimos en el arcén de la carretera a más de 25 km de la ciudad.
Pedaleo pensativo, despacio. Avanzo lento entre los verdes valles dominados por cactus que dan la fruta de la tuna. Paro en un pequeño pueblo, y me prestan el centro social para pasar la noche.
A pesar de estar en un lugar con una energía maravillosa algo negativo ronda mi cabeza, miedo. No es la primera vez que tengo esta sensación durante el viaje, pero a este tipo de sensaciones uno nunca se acostumbra.
Viajando en bicicleta me encuentro expuesto a los caprichos del azar, sin capacidad de mas reacción que aceptar lo que suceda, y esperar que todo quede en un susto. Siempre me guio por mi instinto, sintiendo lo que los lugares me transmiten para fiarme de las personas o poner mi carpa para dormir, pero cuando recibo continuas advertencias mi imaginación comienza a trabajar negativamente sobre mi.
He recibido muchas malas noticias del lugar a donde me dirijo. Me han escrito diciendo que reportajes por la tele hablan de que es el lugar de más producción de cocaína, que si era la zona de actuación de “sendero luminoso” y aun quedan algunos locos por ahí, que en la selva se lleva a cabo “la ley de la selva”…. Una cantidad de sensacionalismos genéricos que uno dramatiza en su cabeza en los días previos a llegar…
El día antes de salir de Ayacucho recibí un mensaje de un chico ciclista argentino. Una semana antes le habían asaltado en la carretera. Era en la ruta que yo tenía prevista para llegar a la ciudad de Pucallpa, en la selva. Unos hombres armados salieron de detrás de unos arboles y le quitaron todo menos la bici, un detalle por su parte. No sufrió ninguna agresión tampoco.
Esta noticia me dejo con tantas dudas que estuve a punto de cambiar mi ruta hacia la costa… pero no, tener miedo es lo peor que se puede hacer, no por eso voy a dejar de viajar, de conocer gente maravillosa que me espera en el camino, y además, cuando uno desborda buena energía y se fía de su instinto, nada malo sucede a su alrededor.
A si que mis pedaladas son tranquilas, no tengo prisa, inconscientemente quiero retrasar el paso, y la vez deseando pasarlo.

Esta fue la cara que se me quedó cuando vi que la carretera se habia derrumbado y debía cruzar las montañas por un camino de tierra que ascendía por encima de los 4000 metros de altura!
La noche me pilla en lo alto de la última montaña que me separa de la selva. Saludo a unos pastores de la zona que recogían a sus ovejas y en menos de un minuto me están invitando a pasar la noche con ellos en su casa. Estamos sobre los 4000 metros y hace mucho frio, por la noche va a hacer mucho más. La mujer coloca unos pellejos de cordero sobre el suelo mientras me cuenta que por las noches no sale por si aparece el “pistaco”*
*Pistaco: Persona que deambula solitaria por las carreteras y le corta el cuello a las personas. Les amputa sus brazos y piernas y les quita los órganos y grasa para vender. Esta historia afirman que es verdad y que sucedía en las montañas del perú años atrás. Hoy en día ha derivado en muchas personas a que los pistacos son los Gringos (gringo es toda persona extranjera del peru) y a los niños se les amenaza con que los gringos se los van a llevar.
Yo afirmo con la cabeza mientras poco a poco trato de explicarle que eso no existe, pero ella me contraataca diciendo que si, que una amiga de su vecina, no esta segura del todo, un día vio uno. Es un tema muy presente en las zonas rurales del Perú, y en numerosas ocasiones escucho como al pasar por un lugar me gritan – Pistaco!!
Poco a poco toda la familia tiende sus colchones en el suelo y se tapan con todas las mantas que encuentran, yo mientras me pongo toda la ropa que tengo y me acuesto sobre los mullidos y cálidos pellejos de cordero.
Más de 100 km de continua bajada me llevan por la mañana hasta la selva central del Perú. Un cambio radical en el clima hace que en 3 horas vea mudar drásticamente el paisaje, y la temperatura.
De pronto todo la vegetación domina el paisaje, la humedad se pega a mi cuerpo y una melódica banda sonora de animales dan vida a esta parte del camino.
Los ríos bajan desbordados, debido a la época de lluvias no hay un solo día en el que las nubes no descarguen toda su fuerza. Pero no es tan molesto, la cálida temperatura hace que mojarse no sea un problema, al revés, en muchas ocasiones se convierte en una bendición.
Hablo con mucha gente, como siempre, y su amabilidad me sorprende sobremanera. Cuando saco el tema de los asaltos observo que es algo común con lo que viven dia a dia, y me cuentan que en ocasiones cierran la carreteras y asaltan a todos los coches que pasan en el intervalo de casi una hora. –la semana pasada hubo asalto- me dice David, el conductor del camión que me lleva de regreso al pueblo de Villa Rica después de haberse roto el cuadro de Makalu. Otra señora me cuenta como un dia yendo al mercado fue asaltada y le quitaron las monedas que llevaba para comprar… -te tiran al suelo y te quitan todo lo que tienes- me dice, si no te resistes no te hacen nada. A si que comienzo a asumir el tema como algo del lugar y mientras pedaleo me pongo en la situación de cómo reaccionar para evitar que me quieten todo… ¿y si les digo que esta cámara tiene un GPS integrado y que la pueden localizar? Cosas asi se me pasan por la cabeza…

Al fondo veo lo que serán las últimas montañas antes de encontrarme con la extensa selva baja por donde transcurre el amazonas.

Jose Salas es un soñador que vive en medio de la selva. Es pintor y se dedica a pintar Carteles publicitarios y guardabarros

Siempre me han ofrecido un techo donde descansar, pero no siempre se encuentra en buenas condiciones y he de colocar baldes para no mojarme con las goteras.
Poco a poco me olvido de todo, y disfruto del camino. En la carretera me encuentro a Antonio, un hombre dueño de un fundo cercano que esta paseando con su perro Baltasar. Me cuenta que a la policía hay que darte lo que te pidan, si no, unos kilómetros mas adelante te van a asaltar seguro y que la cocaína circula por esta carretera como el ganado por el campo. Todo un empujón optimista el que me manda este amigo del camino!
Sigo adelante dejándome llevar por lo maravilloso del paisaje, eso si, la cámara solo la saco cuando estoy solo.

La humedad y la niebla son los elementos predominantes en esta zona de la selva que asciende a los 1200 msnm
Los coches pick up llenos de gente cruzan los ríos que atraviesan la carretera con el agua superando el capó. Algunos se quedan parados en medio de la riada y un camión ha de venir a sacarlos con una cuerda. Yo pido que me pasen, y cuando lo veo muy peligroso para hacerlo en coche, camino río arriba en busca de una zona mas tranquila para cruzar alforja por alforja. Miro al frente, a un punto fijo, y mi pies rebuscan bajo el agua marrón un punto estable para apoyarse. Por un momento miro abajo, y el movimiento del agua casi me hace perder el equilibrio. Me asusto. Regreso la mirada a la piedra de enfrente y sigo caminando.
A pesar de todo, mi camino ha ido tranquilo, sereno, sin ningún problema o mala sensación. Contento de haber recorrido estos caminos. No he podido hacer todas las fotografías que hubiera querido hacer, son muchas las imágenes que me guardo solo para mi, en mi memoria, un privilegio de sentir en directo la experiencia de enfrentarse al mundo tal y como es.
Mi instinto me decía que estaba haciendo lo correcto, que no pasaba nada, y efectivamente solo encontré gente que me tendió la mano a lo largo del camino. No todo fueron sonrisas, pero hay que entender que este camino no es una zona muy transitada por los viajeros, y ver pasar a un «gringo» en bicicleta lleno de bolsos es bastante impactante para muchos.
Bajo una intensa lluvia llego a la carretera principal que me llevará hasta Pucallpa. Estoy empapado, lleno de tierra y barro, pero contento de haber llegado hasta esta ciudad en donde me embarcaré con rumbo a Iquitos para seguir mi viaje.
Juan, nos encantan tus historias. Dentro de un par de semanas veremos a tu madre – vamos al cumple de la abuela – pero no le contaremos nada. Lola dice que piensa mucho en ti, como si fuera tu madre, que desea – yo tambien, claro – y espera que a tu vuelta vengas a vernos para contarnos más cosas. Y añade que está segura de que no te puede pasar nada malo con esa cara de buena persona que tienes. Besos y abrazos.
jajaja Esta bien, todo queda entre nosotros!!
Me alegro mucho de que me acompañeis Luis, por supuesto que nos veremos en Gijón para disfrutar de un buen rato! un beso grande a Lola y otro para ti.
Juan las fotos y la sonrisa demuestran una vez más las posibilidades de felicidad que hay en este mundo, al igual que los sentimientos al despedirte de quien jamas y siempre volverás a ver.
Muchas gracias David
hola Juan! la verdad es que tus fotos y comentarios se me hacen poco. aunque empece tarde desde que vi tu historia en el telediario me he leido todo desde el comienzo y continuamente miro a ver si ya hay una nueva entrada.que sepas que eres un referente para gente como yo que cada dia piensa en vivir una aventura como
la tuya. cuidate y sigue disfrutandola
Muchas gracias Hilario, es un placer tenerte como compañero de viaje!
Puedes «seguir» el blog asi cuando haya una actualizacion te llegará un mail avisándote.
saludos!
Hola Juan; es admirable tu entereza y tu prudente valentía. De verdad que te admiro y deseo que acabes tu aventura sin contratiempos. Leo tu relato y me sobrecoge la posibilidad de que pueda pasarte algo. Esa constante exposición a los caprichos del azar que tan bien defines, la he tenido yo, en bici, aventurándome solo por los Alpes, Pirineos u otras montañas españolas. Fíjate, no se puede comparar. Lo mío era pasear casi por un paraíso. Pero te entiendo a la perfección. Cuídate, sigue disfrutando y compartiendo tu experiencia con nosotros. Suerte, amigo.
Muchas gracias Gorgoniobv!
Que gusto da leerte!
Hola Juan, yo también te sigo desde que te vi en el telediario. ¡que valor tienes!.
Te envidio por poder realizar una aventura que más de uno de nosotros nos gustaría hacer y que por diferentes motivos nos hemos quedado con las ganas.
Mucho ánimo y «pá lante»
Gran post! Me encantó el personaje que pinta carteles!
Venga Juan !!!!. Geniales tus crónicas y tus fotos
Hola , Juan , me encanta como escribes, lo que escribes y como le pones imagen con unas fotos geniales. Mucha fuerza, un saludo desde Menorca 🙂
Maravilloso Juan.es como estar ahi.gracias y suerte.te acompañamos,ya lo sabes.un abrazo!
Juan eres increible, gracias por regalarnos tus vivencias, y por hacer que un poquito las vivamos contigo. Tu cara refleja lo que llevas vivido, empapado y absorvido en lo que va de viaje. Gracias!!
Hola Juan!!! Me encanta seguirte!!! Tu vocabulario se va adaptando a la tierra en la que te encuentras…! Ya eres medio Peruano!!!!
Las fotografias son espectaculares y tu relato «transportador» … Animo valiente!
Una Peruana en Bcn!!!
Lourdes
Hola Juan te estamos siguiendo desde hace bastante tiempo y la envidia q nos das es enorme,nosotros nos hemos enterado q aparte de trabajar hay otra clase de vida más placentera y aventurera hace poco ahora ya andamos por los sesenta tantos y nos conformarnos con leerte y salir con la autocarabana .te deseamos todo la suerte del mundo un abrazo .Esther. Miguel
Mucha fuerza Juan ! Es lo que transmites con cada día que pasa en tu aventura es muy lindo ver a través de ti esos paisajes soñados y las ganas de seguir adelante pasé lo que pase muchas gracias por la magia que nos haces sentir enseñándonos rincones mágicos ….ánimo que el universo esta a tu favor….
Seguro que te sale todo bien, con ese optimismo y esas ganas de vivir lo mejor de la vida. ¿te dije que me animé a aprender a montar en bici con 60 años, que nunca antes tuve ocasión?
No te puedo creer! que noticia más bonita! de aqui a unos meses ya te veo con las alforjas puestas! 🙂
Son las ocho y cuarto de la mañana, estoy esperando a que correos habrá, vengo a recoger un paquete y una brisa mañanera me recorre la espalda helándome de frio, y de repente veo en el móvil que acabas de colgar una nueva entrada.
Solo leer el titulo me dispara la curiosidad y la preocupación a partes iguales, (Pienso)no me des una mala noticia, termino de leer el relato y una sonrisa me atraviesa de oreja a oreja mi cara.
Durante unos instantes me olvide por completo del frio y de que hacia allí, y siento el calor pegajoso de la selva, solo el estruendo que produce la persiana metálica de correos al subir me despierta.
Juan, sigue relatando así, que yo seguiré a tu lado en esta aventura, aprovecha la buena racha y haz la mayor cantidad de kilómetros que puedas hasta pasar la zona mala, un abrazo.
Muchas gracias Jose por un mensaje como este!
Me alegro de haberte sacado el frío aunque fuera por un rato! seguiremos adelante!!
Juan, aúpa, valiente!!!! Qué gran verdad es esa que has vivido: nuestros miedos solo pueden ser vencidos con lo mejor de nuestros corazones.
Sigue adelante con esa fuerza!!.
Muchas gracias Fernando! te mando un saludo!!
Avanti! Otro miedo superado. No será el último pero vamos aprendiendo a no sucumbir a ellos y generar y mantener la confianza en nuestra mente que solo estando en ese estado es suficiente para estar protegidos de todo mal.
Un abrazo!
Te sigo desde hace poco y gracias a unas amigas a las que tienes deslumbradas como ahora me tienes a mi. Te envidio sanamente y solo deseo que las cosas vayan saliendote bien, aunque las ultimas noticias no sean tan buenas como desearíamos.
Animo te seguiremos en esa ruta que es la vida tu vida y algún día quien sabe nos encontraremos.
Por último ese collar sherpa luce muy bien en el cuello de un aventurero como tú.
Jaja fue el regalo de una familia Sherpa en mi primera visita al Himalaya, en 2008, desde entonces me acompaña siempre!
Muchas gracias, me alegro que me acompañes, saludos!