Hacia el altiplano Boliviano
El viento me hace agachar la cabeza, el sol golpea mi espalda con intensidad y avanzar hacia el infinito de la carretera se hace difícil. Finalmente, agotado, llego a Santa Cruz.
Tras unos días de descanso en un agradable hostel de la ciudad, cargo a Makalu de nuevo para dirigirme hacia Cochabamba. Voy dejando a mis espaldas la provincia de Santa Cruz mientras mis pedaladas me llevan hacia el altiplano, las montañas, la inmensa cordillera de los Andes.
Las llanuras se van ondulando para convertirse en pequeñas montañas por donde pedaleo entre sus valles. Las primeras subidas me hacen entusiasmarme por el entorno, el viento lo dejé atrás, los horizontes eternos también.
Ahora la expectativa de lo que habrá en la siguiente curva me hace estar siempre atento y motivado.
Las montañas cada vez se van haciendo más grandes, las subidas también.
Subo durante horas, bajo menos tiempo, cruzo el río que atraviesa el valle, y de vuelta a subir.
Estoy siguiendo la antigua ruta entre Santa Cruz y Cochabamba, y el asfalto no abarca todo el recorrido. He llegado a Comarapa, último pueblo hasta donde llega el asfalto. Compro pan en un pequeño negocio que ofrece cosas de comer, pan y peluquería a la vez. Ana, la mujer que me atiende me pregunta de donde vengo y a donde voy. – Si necesitas un lugar para descansar yo tengo un cuarto vacío- me dice tímidamente al final. Así que antes de enfrentar las grandes subidas de tierra que me llevarán a Cochabamba, descanso sobre un colchón en la peluquería/panadería de Ana.
El viento ha vuelto en el momento más inoportuno, El asfalto se ha terminado y las subidas se han vuelto interminables… entre los valles se estruja para pasar rebotando por las montañas y levantando inmensas olas de polvo que me envuelven en mitad del camino.
Avanzo despacio, a veces me bajo de la bicicleta obligado por las fuertes rachas de viento, me tapo la cara mientras siento como las piedrecitas del camino golpean mis piernas y se meten por todos los lugares de mi ropa. Algunos coches y pequeños camiones pasan por mi lado levantando más polvo.
En lo alto de estas montañas, a 3800 msnm, se encuentra el pueblo de Siberia. Un pequeño conjunto de casas que se esconde entre la permanente niebla que cubre la montaña. Un extraño fenómeno meteorológico hace que las nubes acaricien continuamente esta zona montañosa transformando radicalmente el clima.
Un hombre que encontré en el camino con su coche estropeado por las piedras del camino me dijo – una vez que atravieses esas montañas, la gente cambia por completo- Había oído hablar a lo largo de mis días por Bolivia de la diferencia entre las personas que viven en la zona oriental y la gente que vive en el altiplano y las zonas rurales de altura. No sabía que podría esperar, pero no le di demasiada importancia.
De repente me encuentro inmerso en la niebla. Hace frio y el paisaje cambia por completo. El camino me hace recordar mis días pedaleando por la Patagonia, bosques de inmensos árboles abrigados por el musgo y ríos de agua pura que bajan entre piedras. He perdido la referencia del camino, no se cuanto me queda para llegar a lo más alto y como en una pequeña burbuja de nubes subo y bajo por el camino. La humedad empapa mi ropa y alforjas pero el camino continua levantado arena con las fuertes rachas de viento que continúan soplando y que se pega ahora por todas partes de mi bicicleta y ropa.
Hace frío. La noche no va a ser fácil en estas condiciones y busco un lugar para poder protegerme del viento, el frio y la humedad. En un pequeño pueblecito me dejan una pequeña construcción de adobe que en su día se utilizó como almacén de cebollas y en donde cabemos justos Makalu y yo. Pongo el suelo de mi tienda de nylon como puerta sujetándolo con unas piedras, el techo es de metal, y esta noche la tormenta lo hace vibrar, moviendo las piedras que lo sostienen. La lluvia golpea fuertemente empujada por el viento, mi puerta de tela se zarandea como una vela queriendo salir a volar al viento, pero estoy agotado, y duermo.
Amanece soleado, como si nada hubiera pasado la noche anterior. Hace frio, desayuno, me abrigo y me tiro cuesta abajo con la bicicleta.
Viajar en bicicleta me ofrece la oportunidad de recorrer lugares por donde probablemente sea la primera persona extranjera en saludar. Pequeños pueblos que pasan desapercibidos para los vehículos que los atraviesan levantando polvo, pero que para mi, pueden convertirse en un hogar para pasar la noche.

Los niños del colegio de un pequeño pueblo observan cada movimiento que hago al descubrir que estoy durmiendo en su gimnasio.
Siento algo diferente en el ambiente, en la gente. Me cuesta encontrar sonrisas en el camino, y a cambio las miradas se vuelven desconfiadas. Entro en una tienda para comprar comida y me mandan a la de enfrente. Pregunto por algo y me mandan a preguntar a otro lado. Los saludos de buenos días pocas veces son correspondidos más que con miradas fijas. Los niños se esconden a mi paso, y eso ya me preocupa más.
Me acuerdo entonces del señor… tenia toda la razón.
No sabría explicar bien cual es el motivo del rechazo, pero se me hace muy difícil poder conversar de alguna cosa, y ni que decir tiene de sacar alguna fotografía. No son desde luego todas las reacciones asi, si una gran mayoría.
Pero es parte del viaje, de la experiencia, y continuo mi camino feliz. Observo las imágenes que el camino pone delante de mi, las guardo como tesoro dentro de mi, porque la experiencia de un camino nunca nadie me lo puede quitar, me da pena no poder compartir con vosotros tantas cosas…pero a veces es necesario salir de casa para sentir.

Hache tiene 73 años y tras haber trabajado en Hollywood durante años, ha recorrido el mundo en bicicleta. Me acoge en su casa de Cochabamba durante unos días enseñándome que las cosas se hacen, no se piensan. Me acompaña a la salida de la ciudad el día que me voy hacia la Paz.

Eduardo y Leonardo viven en Cochipamba y cada mañana a las 5 recorren los dos sobre la misma bicicleta 2 horas de trayecto para sembrar patatas. Volvi un trayecto con ellos, y bajaban por la carretera a más de 65 km/h!!
Disfruta de tu libertad.
un saludo 🙂
ps: te he encontrado a través de Ser Aventurero jaja
Hola Esilleviana! Siempre disfrutando de lo que se nos pone delante! un saludo para ti!
Grand ciclista!!desfruta cada minuto!!
Saludos y Bien viaje jose
Muchas gracias José!! desde luego que si, siempre disfrutando!
Un saludo para ti!
Hoy me entere de tu aventura escuchando ser-aventureros y tan solo he leído la portada, y la envidia sana, (si se puede decir que hay envidia sana), me invade, las personas como tu viven, los demás soñamos con vivir algún día, enhorabuena y me alegro de conocer tu blog.
mucho animo.
Hola Jose!
Muchas gracias por acompañarme en este viaje!
Nunca pensé que fuera a decir esto pero por lo que me dices, ojalá algún día dejes de soñar.
Un saludo!!
Holaa me acabo de enterar de tu impresionante aventura por el telediario de la uno sin duda me invade una envidia muy sana per sobretodo una enorme paz y un sentimiento de animo para ti! Animo y disfrutalo que bonito!
Muchas gracias Jorge Juan!! es un placer sentir tu apoyo!
Eres muy grande!!! Las fotos y los vídeos son espectaculares. No sé cómo tienes fuerzas para dejar la gopro en el suelo y repetir tomas a 4000 metros de altura. Tu edición es impecable. Muy bueno todo!!!
Conozco Perú porque trabajé allí hace algunos años y, si no han cambiado todas las carreteras de un día para otro, son estrechas con tráfico, personas, animales, etc. Viajar en bicicleta tiene mucho mérito!!
Imagino que tienes todo claro pero en el norte de Perú vale la pena Chan Chan; Trujillo; si vas con poco tiempo mejor la huaca del Arco Iris que las del Sol y la Luna y Túcume. Hay mucho más y estoy seguro de que tienes todo el tiempo del mundo.
Mucha suerte!! Felicidades por tu vida!!
Muchisimas gracias Rafa! a veces, compartir con todos vosotros mi viaje es lo que me hace sentir en compañia. Todo esto lo hago con el corazón, con una sonrisa!
Agradezco tus datos! ya estuve por el norte de Perú en 2009 por lo que voy a recorrer otros lugares ahora, me dirijo a Iquitos para pasar hacia Colombia por la selva! Ese es un plan inicial…que cambiara sobre la marcha como siempre… Saludos!!!
eres un crack Juan,me he metido por casualidad y te he reconocido.Soy Juanma el conductor de amar en tiempos revueltos.Una pasada de fotos y de aventura.Que envidia mas sana te tengo,jajajaj.un abrazo muy fuerte y sigue disfrutando
Hola Juanma!! muchas gracias que grande eres! bienvenido a esta aventura!! un abrazo!!
Juan, acabo de descubrir el blog, y aunque te lo hayan dicho muchas veces, te lo repetiré yo una vez más. Eres increíble, tus fotos son impresionantes, y supongo que tendrás mil historias maravillosas que contar que muchas personas como yo estarían dispuestas a oír. Te deseo muchísima suerte y te doy la enhorabuena por haber triunfado en tu vida, que fijo que lo has hecho.
Un abrazo,
Alicia.
(Pd: Gracias por darme ánimos sin quererlo para conseguir lo que persigo, eres un Ejemplo.)
Hola Alicia muchas gracias!! Es una alegría inmensa para mi leer esto! bienvenida seas a este viaje!!